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Los cambios en la forma de caminar y en la pisada de un niño pueden tener un impacto en él cuando sea adulto. En este artículo, los definimos, describimos cómo se producen y analizamos las opciones de tratamiento.

Uno de los factores más importantes para un correcto desarrollo y control de la postura es la pisada. Desde que somos niños y empezamos a caminar empezamos a usar zapatos que no siempre respetan la huella del niño.

Por tanto, es bastante común observar cambios en la marcha y los movimientos de un niño pequeño. Debido a que existen otros factores que pueden provocar estos cambios en la marcha, sabemos que los zapatos no son la causa principal.

Cambios en la pisada infantil:

Desde el momento en que nacemos, cada parte de nuestro cuerpo se desarrolla y toma forma. El pie cambia junto con el resto del cuerpo durante este proceso:

Gestación:

La estructura del cuerpo se desarrolla durante el tiempo que va desde la concepción hasta el nacimiento. Este tiempo es crucial porque la posición del bebé estará influenciada por el movimiento y la postura de la madre. El niño tendrá más probabilidades de desarrollar diferentes hábitos posturales, aunque no sea una condición específica.

Parto:

Deben evitarse los fórceps, la aspiradora y cualquier otra tracción mecánica, así como los partos extremadamente prolongados que someten al bebé a una tensión indebida.

Reptar:

Fase I de toma de contacto con el suelo. Es esencial para el crecimiento de los músculos del cuello y la funcionalidad de los ojos.

Gateo:

La siguiente etapa consiste en seguir gateando mientras desarrollamos la capacidad de nuestros músculos para sostenernos en una posición de “cuatro patas”, tanto físicamente como mediante movimientos cruzados. Los músculos de los brazos, las piernas y el tronco se desarrollan más tarde. Coordinación de movimientos que se cruzan entre sí.

Andar:

El bebé se pone de pie después de adaptarse inicialmente al gateo, momento en el que comienza el proceso de aprendizaje para caminar.

Dato:

De un punto a otro debe haber una evolución y un cambio de menos a más, extremando la precaución con las caídas y la evolución de la marcha del bebé. Para empezar a caminar hay que adaptarse de la siguiente manera:

• Reforzando los músculos y la postura del cuello.
• Gateo, movimiento cruzado y desarrollo muscular.
• Por último, da un paseo.

¿Qué causa los cambios en la forma de caminar de los niños?

La alteración de los pasos de los niños puede ocurrir principalmente por las siguientes razones:

• Componente que es genético o hereditario.
• Nuestra forma de vida, incluidos los ejercicios que hacemos, está arraigada en nosotros desde que éramos jóvenes.
• Saltarse cualquier etapa del proceso de desarrollo natural, como problemas durante el embarazo, problemas durante el parto, no gatear, no gatear y comenzar a caminar antes de que se adapte la estructura.
• Factores externos, como, por ejemplo, el calzado.

Para evitar que estos cambios perjudiquen el desarrollo del niño y, si no se tratan, su vida adulta, los padres deben ser conscientes de la aparición de este tipo de cambios. Por este motivo te aconsejamos que visites una clínica de podología especializada en podología infantil.

Cambios más típicos en la marcha de un niño:

• Caminar de puntillas
• Pies hacia dentro
• Tu pie sigue siendo extremadamente plano después de los cinco o seis años.
• Malas posiciones de los dedos o clinodactilia.

¿Qué efectos tienen?

Si experimenta problemas en los pies en la edad adulta, es muy probable que tengan su origen en sus primeros años. Estos son algunos de los resultados que podrían tener:

• Dolores musculares.
• Dolores en las articulaciones.
• Estabilidad deficiente.
• Problemas para la práctica deportiva.
• Molestias al estar de pie muchas horas.
• Desgaste excesivo y desproporcionado del calzado.

¿Hay algún indicador o señal que advierta de estos cambios?

De hecho, las alteraciones en las pisadas de un niño suelen manifestarse como una serie de síntomas, como:

• Caídas frecuentes.
• Patrón de marcha no natural (por ejemplo, andar constantemente de puntillas).
• Alteraciones en las piernas (rodillas excesivamente giradas hacia afuera o que se junten demasiado).
• Pies planos.
• Desgaste irregular de la suela de los zapatos.
• Molestias o dolores en los pies y en las articulaciones.

Se recomienda encarecidamente visitar a un podólogo tan pronto como se noten algunos de estos cambios porque rara vez desaparecen por sí solos. Esto es especialmente importante si se nota que el niño siente algún dolor al caminar o usar los pies.

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